Rehabilitación en lugar de castigo.

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El innovador sistema carcelario de Noruega
Por Jerry Brownstein
A unos 75 kilómetros de la costa de Oslo, en Noruega, se encuentra una isla que alberga a 120 criminales, incluidos algunos de los más peligrosos del país, que han sido encarcelados por asesinatos o violaciones. Y sin embargo no hay muros coronados de alambre espino ni vallas electrificadas en torno a la isla, ni la patrullan guardas y perros de ataque. Se trata de la Prisión de la Isla Bastoy, y es representativa de la dedicación noruega por que las cárceles sean una forma de rehabilitar y reintegrar a los criminales en la sociedad.

En Bastoy los convictos viven en cabañas de madera pintadas de colores alegres y se ocupan de sí mismos cuidando de animales de granja, cultivando, cortando madera, etc... Este tipo de trato va contra el pensamiento convencional de que la cárcel debería ser un lugar de castigo y penitencia, pero si el objetivo de una cárcel es cambiar a las personas, entonces Bastoy y otras prisiones noruegas igualmente innovadoras están cumpliendo su cometido: el 16% de los convictos que salen de estas instalaciones cometen nuevos crímenes a los dos años de ser liberados, pocos, comparados con la media noruega del 20% o la europea del 70%.

Las cárceles noruegas no siempre funcionaron así, y de hecho eran bastante duras hasta el año 1999. Este fue el año en que el Ministro de Justicia noruego re-evaluó sus objetivos y metodologías, poniendo un enfoque especial en la rehabilitación de convictos a través de la educación, la formación laboral y la terapia. Esto llevó a la construcción de la prisión de Halden en 2010, que es aún más liberal que la de Bastoy, ya que todos los aspectos de las instalaciones fueron diseñados para ayudar a preparar a los presos para una vida fuera de prisión.

“Mejor fuera que dentro” es el lema extra-oficial del Servicio Correccional Noruego, que trabaja junto con otras agencias gubernamentales para asegurar un hogar, un empleo y el acceso a una red social de apoyo para cada convicto antes de su liberación. Proveer todos estos servicios hace que las cárceles noruegas sean mucho más caras que en otros países, pero parece que merecen el esfuerzo de hacer tales inversiones ya que los resultados hasta la fecha son muy positivos. En palabras de un convicto: «El tiempo que he pasado aquí me ha hecho darme cuenta de que no soy un tipo tan malo... y he decidido que voy a cambiar mi forma de vivir».

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